EDITORIAL NITU.mx
Por Arturo Medina Galindo
La costumbre hace ver que el All Inclusive es «un mal necesario», pero muchos piensan que la convivencia con este sistema que merma la derrama en los destinos turísticos, debe limitarse.
Nunca como ahora la discusión se torna seria, no en dimes y diretes o estrategias comerciales de enlace, hoy esta ya en análisis en el senado, el tema se discute en la Comisión de Turismo de la cámara alta.
Por supuesto, sería absurdo pensar o sugerir, que los dueños de hoteles que manejan este concepto en sus resorts estuvieran a favor de regular este sistema que los ha generado dividendos extraordinarios por muchos años, claro que se les hace absurdo pensar en que esto pueda llega a pasar, hablan de pérdida de competitividad, de piedras en el camino, y cuantas cosas más, lo único que pasa, es que ven un peligro de bajar su nivel de ocupación y con ello sus ingresos.
Al All Inclusive se le acusa de detener el flujo de turistas a los comercios y restaurantes locales, ya que mantiene cautivos a sus clientes, sin embargo ellos serían los más contentos en que los turistas salieran, y no consumieran en sus establecimientos, el problema es que el turista que ya siente que pagó por comida y bebida, no quiere gastar extra.
Lo que es un hecho, es que la discusión y el análisis de este sistema, debe ser serio, objetivo, razonable, incluyente pero la verdad la Senadora Luz Maria Beristain no ha hablado con toda claridad de cual es su proyecto, por lo que muchos están temerosos, si bien la mayoría pensamos que, efectivamente no hay derrama, también estamos seguros, que los altos índices de ocupación en los destinos en donde existe este sistema, no solo en Quintana Roo, sino en todo México, Puerto Vallarta, Riviera Nayarit, Mazatlan, Los Cabos, Ixtapa, en gran medida se debe a este sistema que ha sido la opción ideal para traer a los turistas.
Ahora, esperamos prudencia en la toma de decisiones para que no lo vayamos a lamentar.
