La zona arqueológica de Ichkabal, ubicada a 40 kilómetros de la Laguna de Bacalar en Quintana Roo, ha llamado la atención de arqueólogos e investigadores debido a la magnitud de sus edificaciones y su relevancia histórica. Descubierta en 1995 por Javier López Camacho, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha permanecido oculta bajo la densa vegetación de la selva maya durante siglos, lo que dificultó su identificación y estudio.
Este sitio destaca por contar con vestigios que datan desde el periodo preclásico hasta el posclásico tardío de la civilización maya, lo que sugiere su importancia como un punto de enlace comercial entre las ciudades de la península de Yucatán y Centroamérica. El edificio principal de Ichkabal, con una altura de 40 metros, supera incluso la famosa pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá, lo que subraya la magnitud de esta ciudad antigua.
A pesar de la restricción de acceso al público, los trabajos de restauración iniciados en 2009 han revelado un vasto complejo arqueológico compuesto por tres pirámides monumentales y una plaza abierta de 300 metros de extensión. Investigadores del INAH han indicado que Ichkabal podría convertirse en uno de los asentamientos más importantes de la región, destacando la posibilidad de que sus habitantes hayan desarrollado técnicas agrícolas desconocidas, aprovechando la cercanía de una laguna.
Si bien Ichkabal todavía no está disponible para los turistas, su eventual apertura promete ser un gran impulso para la región sur de Quintana Roo, atrayendo a visitantes interesados en la historia y la cultura maya.
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