El aeropuerto Felipe Ángeles inaugurado ayer por el presidente Andrés Manuel López Obrador es un aeropuerto “austero pero funcional” dicho por sus constructores, y seguramente cumplirá con el objetivo de desahogar la operación aérea del Valle de México porque urge, y porque es lo qué hay.
Lejos de que sea el aeropuerto ideal, por la ubicación, capacidad y el costo que implicó la cancelación del anterior proyecto, hoy está en operación y será mal que bien, una alternativa para la aviación nacional.
Para el gobierno en funciones este fue un día de fiesta, del reto vencido, para los opositores todo lo contrario, el triunfo de lo absurdo, del capricho de tirar la obra cumbre, al costo que fuera.
AIFA, per se no es una terminal aérea inútil, o poco funcional, pero el análisis tampoco se debe reducir a ello, no es de ninguna manera un proyecto que se asemeje al que se canceló, pero luego de tres años se presume con orgullo.
Su ubicación y su casi nula conectividad, hace que las líneas aéreas mexicanas prefieran seguir con el atiborrado AICM, las aerolíneas extranjeras han sido incluso persuadidas así por el propio presidente, que según sus propias palabras se ha convertido en un agente de viajes
La extorsión está a la vista, no habrá nuevas rutas al AICM, porque ya está saturado, así que las líneas aéreas que quieran crecer, tendrán que pensar en Santa Lucía.
Los concesionarios que tiene algún local en AICM, están siendo “persuadidos” de que habrán sucursales en el Felipe Ángeles. Sin duda seguiremos viendo y escuchando mucho sobre este tema que tiene en un vilo la viabilidad de cómo llegar a la Ciudad de México.
Agregar Comentario