Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, las Fuerzas Armadas han asumido un rol central en la administración de aeropuertos en México, controlando una parte significativa de los puertos aéreos del país.
Esta transición ha sido parte de la estrategia del gobierno para transferir la gestión de ciertos aeropuertos civiles a instituciones militares como la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Marina.
Actualmente, el Ejército mexicano, a través del Grupo Aeroportuario, Ferroviario de Servicios Auxiliares y Conexos Olmeca-Maya-Mexica, administra 12 aeropuertos comerciales.
Entre ellos se encuentran el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), construido por la Sedena, y aeropuertos importantes como los de Nogales, Puebla y Tulum. Este grupo ha sido clave para la entrada del Ejército en el sector aeroportuario. (Cerca de 40 mil usuarios han pedido peaje gratis al AIFA).
Por su parte, la Marina ha ganado control sobre el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y otros siete aeropuertos, mediante el recién creado Grupo Aeroportuario Marina. Este grupo, que tiene bajo su supervisión aeropuertos en ciudades como Loreto, Ciudad del Carmen y Colima, ha consolidado la presencia naval en el manejo de infraestructura crítica.
Con esta expansión, las Fuerzas Armadas controlan actualmente 20 de los 64 aeropuertos del país. El proceso ha sido acompañado por la creación de nuevas entidades paraestatales que refuerzan su control en el sector.
Este cambio ha implicado una mayor presencia militar en áreas que tradicionalmente estaban bajo administración civil, marcando un antes y un después en la gestión aeroportuaria en México.
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